La historia ya no puede ser vista en un espléndido aislamiento

Si el pasado todavía es necesario para comprender el presente, entonces acercarse al pasado globalmente es una necesidad absoluta. ¿Pero qué significa «pensar globalmente» hoy? ¿Cómo es una historia verdaderamente global?

Aunque se está convirtiendo rápidamente en uno de los subcampos más dinámicos – aunque confusos – de la disciplina, la historia global no es fácil de definir. La primera pregunta podría ser si tal historia es incluso nueva. En la antigüedad, los historiadores occidentales exploraron el pasado de su mundo conocido: un mundo, para ellos, seguramente tan vasto y contradictorio como el nuestro de hoy. Muchos de sus colegas musulmanes y chinos hicieron lo mismo. ¿Es la historia «global» de hoy realmente más universal que una simple historia «mundial», ya sea de un historiador contemporáneo o de uno antiguo? ¿O es sólo una etiqueta comercial para vender la historia antigua en una era competitiva y llena de gente?

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Incluso si los resultados pueden faltar, la necesidad de una historia global es real. Hoy, más que nunca, los desafíos de la globalización obligan a los historiadores e investigadores a romper las fronteras locales, nacionales e incluso continentales de sus conocimientos. Pero a pesar de esta necesidad real, muchos libros publicados bajo la etiqueta de historia global no son más que vino viejo en botellas nuevas. Esto puede verse en varios estudios relativos a la historia diplomática y económica; a temas atractivos como las narraciones sobre «productos básicos» que trazan la historia del azúcar o la sal; y a la reelaboración de antiguas historias militares simplemente difundiendo lo familiar en un campo más amplio. Lo único que cambia es la escala, no el significado.

Ante tal confusión, ayuda a explorar este nuevo paisaje intelectual con un guía tan competente como el historiador alemán Sebastián Conrad. Es autor de varios libros, entre ellos Globalization and the Nation in Imperial Germany (2010). Aunque su nuevo libro comienza con una provocación – citando al gran especialista del siglo XIX, el difunto Christopher A. Bayly: «Todos los historiadores son ahora historiadores del mundo, aunque muchos no se han dado cuenta todavía» – What Is Global History? de Conrad explora este campo de forma seria y sistemática. Conrad estudia las obras significativas e importantes que ilustran las contribuciones – así como los callejones sin salida – de la historia mundial. Curiosamente, Conrad prefiere llamar a este subcampo una nueva perspectiva y un nuevo enfoque, en lugar de una disciplina totalmente nueva.

¿Cómo se está globalizando la escritura de la historia? ¿Por qué los historiadores se han movido para escribir la historia global? ¿Y a qué público van dirigidas estas nuevas historias globales? Conrad adelanta una serie de respuestas verdaderas, no simplemente recetas irreflexivas o declaraciones esquemáticas abstractas. Siempre se enfrenta a las críticas y a los límites de estos nuevos enfoques. Y sin embargo, incluso con este enfoque matizado, Conrad avanza una visión de la historia global que es fascinante e inspiradora.

El historiador mundial de Conrad no sólo estudia los procesos de universalización -de cómo interactuaron e integraron las culturas discretas- sino que también define las condiciones en que esos procesos podrían expandirse y responder a las mismas situaciones que los dieron origen. Tomemos el caso de la Ilustración: ¿fue sólo una creación francesa y británica, una imposición colonial al resto del mundo, o «más bien una forma en que las elites sociales de todo el mundo se enfrentaron a las nuevas realidades mundiales»? De la misma manera, «¿fue el concepto de raza un invento europeo, un instrumento de imperio, una noción que surgió de diversas raíces indígenas, o una respuesta a los desafíos mundiales?» Para Conrad, «global» significa mucho más que simplemente ampliar la escala. Un mundo global es un mundo conectado, lo que significa que las unidades o temas de la historia ya no pueden ser vistos en un espléndido aislamiento. Visto con un telón de fondo «global», entonces, la Ilustración o las ideas de raza pueden ser vistas como los productos de interacciones globales, convocadas y definidas como formas de dar sentido a un mundo más amplio.